Saber y dominar tus distracciones va a llevar a tu productividad al siguiente nivel. La concentración es clave para llevar a cabo cualquier proyecto.
Un emprendedor sabe que el trabajo lo acompañará a donde sea que vaya y que, al mismo tiempo, al ser dueño de su destino también tiene la posibilidad de trabajar desde donde quiere. Pero hay lugares que distraen más de lo que ayudan a la hora de concentrarse.
Las distracciones son cada vez más frecuentes en este mundo sobre estimulado y uno de los grandes desafíos hoy en día es superarlas y mantener el foco en una sola cuestión.
Frente a esto, el escritor e investigador Nir Eyal diseñó el método “Indistractable” —una palabra inventada que podría traducirse como “indistraíble”—, que consta de cuatro pasos para aprovechar al máximo tu potencial.
Cambiar la distracción por la tracción
Antes de pasar a los pasos, Eyal definió dos conceptos que ayudan a entender las acciones que vas a usar para mantener el foco.
En primer lugar, el autor distingue entre las distracciones, las acciones que nos alejan de lo que más queremos en la vida, y las tracciones, que nos acercan a nuestros objetivos. Ambas son causadas por dos tipos de desencadenantes:
- Internos: señales de aviso de nuestro propio cuerpo. Si el estómago gruñe, tenemos hambre. Si temblamos, tenemos frío. Si estamos solos, buscamos compañía.
- Externos: señales de aviso de nuestro entorno. Sonidos del celular que nos piden revisarlo, un compañero que se acerca a hablar, un paquete de snacks que nos pide comerlo.
Cualquiera de ellos generará alguna de las acciones que vimos antes: una distracción o una tracción.
Ahora sí, veamos cómo mantener el foco.
Las 4 claves para la concentración
Según el autor Eyal, los pasos a seguir son los siguientes:
- Dominar los desencadenantes internos.
- Reservar tiempo para la tracción.
- Contrarrestar los desencadenantes externos.
- Bloquear las distracciones.
De esto se trata cada uno.
1. Dominar los desencadenantes internos
Lo primero es entender que las distracciones empiezan desde adentro. En realidad, no surgen de la cosa que distrae en sí, sino en cómo respondemos a ella. Lo importante es controlar las respuestas a nuestros pensamientos y sentimientos.
Por eso, en vez de interpretarlo como una lucha contra un impulso, es mejor reimaginar el desencadenante interno. Reflexioná sobre aquello que te hace sentir y encontrá aquello que te hace disfrutar el no ceder a la distracción.
Otra cosa fundamental: si nos auto convencemos de que vamos a fallar, así será. ¡Hacé lo contrario!
2. Reservar tiempo para la tracción
No podés evitar las distracciones si no te hacés tiempo para las tracciones. Intentá planificar tus tiempos, tanto en lo laboral como en lo personal. Si decidiste reservar dos horas para ver una película, ¡que así sea! No hagas otra actividad que te distraiga, y así no vas a sentir que perdiste tiempo.
3. Contrarrestar los desencadenantes externos
Que lo más importante de controlar sean los desencadenantes internos no significa que los externos no contribuyan en las distracciones. De hecho, los externos están en todos lados y pueden dificultar nuestro foco enormemente.
Por eso, es mejor eliminarlo: las notificaciones, los mails, las reuniones, las comidas, los dispositivos… Bastan con responder a la pregunta “¿Este disparador me sirve a mí o yo le sirvo a él?”. Así sabrás qué desencadenantes cortar de raíz.
4. Bloquear las distracciones
Si aprendiste a hacer los primeros tres pasos, entonces solo queda este último, quizás el más difícil. Implica hacer un “precompromiso”: eliminar una elección del futuro para superar tus impulsos del presente.
Esto va desde elegir un camino distinto para no cruzarse con una tienda que nos gusta hasta autoimponerse “multas” económicas en caso de no cumplir con un objetivo.
De esta manera, vas a lograr cimentar una productividad envidiable que, inevitablemente, va a contribuir en la construcción de tu mejor versión.