*Artículo escrito por Judith Irusta, Chief Operating Officer en Quales Group
Dar el salto del rol de CPO (Chief People Officer) a asumir la responsabilidad de una operación global no es solo un cambio de rol, sino un cambio profundo de perspectiva. Implica integrar el día a día con las decisiones estratégicas y entender el negocio desde todos sus ángulos. Esta transición requiere adaptación rápida, pero también paciencia para analizar cada aspecto del funcionamiento empresarial.
Sin embargo, no se trata solo de cambiar de área. Hay habilidades y mentalidades clave que he tenido que desarrollar para hacer esta transición. Y para quienes estén considerando un cambio similar, me gustaría compartir algunas claves concretas que pueden marcar la diferencia:
1. Mentalidad de aprendizaje continuo
Al asumir un rol fuera de tu área de especialidad, es esencial tener una mentalidad de aprendizaje continuo. No es suficiente apoyarse en la experiencia pasada. Hay que estar dispuesta a aprender cada día algo nuevo sobre el negocio, sus procesos y sus operaciones. Estar cómoda en la incomodidad es un primer paso clave.
Consejo práctico: Haz de la curiosidad una parte activa de tu rutina diaria. Dedica tiempo cada semana a estudiar áreas del negocio que no conoces a fondo. Haz preguntas, pide retroalimentación y sé humilde para reconocer que siempre hay algo que aprender.
2. Rodearse de personas con más experiencia y diversas disciplinas
Uno de los pilares de mi crecimiento ha sido rodearme de líderes consagrados y personas con más experiencia en diversas disciplinas. Durante todos estos años, me he reunido con muchos líderes de negocios, escuchando con humildad y atención sus historias y sus aprendizajes. Esto me ha permitido aprender de los errores que otros ya han cometido, y aplicar esas lecciones a mi propia gestión.
Consejo práctico: Busca activamente mentores o líderes que puedan aportar una visión diferente a la tuya. Participa en foros, eventos o reuniones donde puedas interactuar con personas que tienen trayectorias diferentes. Haz preguntas, escucha más de lo que hablas, y asimila las experiencias de quienes ya han recorrido el camino que estás transitando.
3. Capacidad de ver el negocio en su conjunto
Cuando lideras una organización global, el éxito radica en entender cómo todas las áreas del negocio están conectadas. Es fundamental tener una visión integral, saber cómo se relacionan las finanzas con el producto, cómo la logística afecta a las ventas, y cómo la tecnología habilita la eficiencia. Ver el «big picture» sin perder de vista los detalles es una habilidad que se construye con el tiempo.
Consejo práctico: En las primeras semanas de la transición, prioriza reuniones con líderes de cada área para entender sus desafíos y cómo su trabajo impacta en la operación global. Haz mapas visuales que te ayuden a ver cómo cada área contribuye al resultado general.
4. Equilibrio entre delegar y estar presente
Uno de los mayores desafíos al asumir un rol de liderazgo más amplio es aprender a delegar estratégicamente. No se trata solo de pasar tareas, sino de confiar en el equipo adecuado para llevar a cabo funciones críticas mientras mantienes una supervisión general. Esto permite que te centres en las decisiones estratégicas y no te ahogues en la operativa.
Consejo práctico: Crea un equipo de confianza en el que puedas delegar con seguridad. Establece expectativas claras desde el inicio, pero mantén canales de comunicación abiertos para hacer seguimiento sin microgestionar.
5. Obsesión en los clientes y su experiencia
Uno de los principios más importantes que he adoptado es tener una obsesión por los clientes. Todo lo que hacemos debe estar centrado en mejorar su experiencia y asegurarnos de que nuestras decisiones operativas los beneficien directamente. Si no priorizamos a nuestros clientes, el negocio pierde su foco. Cada decisión debe preguntarse: «¿Esto mejora la experiencia del cliente?».
Consejo práctico: Mantén al cliente en el centro de cada discusión operativa. Haz revisiones periódicas para analizar cómo tus decisiones están afectando a la experiencia del cliente. Implementa encuestas de satisfacción o feedback directo de clientes clave para ajustar estrategias a tiempo.
6. Separar lo urgente de lo importante
Una de las habilidades más críticas que he desarrollado ha sido aprender a separar lo urgente de lo importante. En roles de alta responsabilidad, es fácil caer en la trampa de atender lo que parece urgente a corto plazo, descuidando lo que verdaderamente impacta a largo plazo. Saber distinguir entre ambas es fundamental para mantener el foco en las prioridades estratégicas.
Consejo práctico: Establece un sistema para evaluar cada tarea o problema según su impacto a corto y largo plazo. Pregúntate: ¿Esto es una emergencia que requiere atención inmediata, o es algo que puedo planificar y gestionar de manera estratégica? Al dar prioridad a lo importante, evitarás que lo urgente consuma todo tu tiempo y energía.
7. Dejar tiempo en la agenda para pensar
Un error muy común en el liderazgo es llenar la agenda de reuniones una tras otra, sin tiempo para detenerse a pensar y dar visión. En la figura de COO, es fundamental poder «parar la pelota» y reflexionar sobre los pasos que está dando la organización. El tiempo de calidad para pensar estratégicamente es lo que permite dar el siguiente paso con claridad.
Consejo práctico: Reserva bloques de tiempo en tu agenda sin interrupciones, para reflexionar sobre los problemas clave y el futuro del negocio. Usa este tiempo para pensar, analizar y planificar. A veces, es en estos momentos de pausa cuando surgen las mejores ideas y soluciones.
8. Tomar decisiones basadas en datos sin perder el toque humano
El equilibrio entre la intuición y los datos es clave. En un rol de operaciones, muchas decisiones deben basarse en métricas y análisis de datos. Sin embargo, el factor humano sigue siendo esencial. El reto está en combinar el análisis objetivo con la sensibilidad hacia las personas que ejecutan esos procesos.
Consejo práctico: Asegúrate de tener acceso a datos precisos y relevantes para cada decisión, pero nunca tomes decisiones sin antes consultar con los equipos involucrados. Las personas en la operación siempre tienen una perspectiva valiosa.
9. Gestión del cambio y la incertidumbre
Asumir una nueva posición en un área crítica como operaciones significa enfrentar incertidumbre y cambio constante. La adaptabilidad es clave para gestionar lo inesperado, desde problemas operativos hasta cambios en el mercado. Liderar con flexibilidad, sin perder la dirección, es una habilidad fundamental.
Consejo práctico: Desarrolla una mentalidad de resolución de problemas. Cuando enfrentes un obstáculo, no pienses solo en cómo solucionarlo, sino en cómo prevenirlo la próxima vez. Pregúntate siempre: ¿Qué podemos aprender de esto?
Estrategia, confianza y adaptabilidad: claves para gestionar el cambio
Dirigir una operación global no es un ejercicio de control absoluto, sino un proceso continuo de adaptación y evolución. Las claves para hacerlo con éxito radican en la combinación de aprendizaje continuo, una visión integral del negocio, y la capacidad de delegar, pensar estratégicamente y tomar decisiones centradas en el cliente.
A lo largo de este camino, he aprendido que la clave no está solo en dominar los números o los procesos. Se trata de r reinventarse constantemente y hacer del equipo un protagonista activo en la toma de decisiones. Es por eso que, si me preguntasen hoy cuál es el perfil más adecuado para asumir la responsabilidad de una operación, te diría que es aquella persona que tenga la curiosidad, la agilidad mental y las ganas de reinventarse cada día, y que además sepa cómo inspirar y empoderar a su equipo.
Porque en el entorno actual, lo que realmente marca la diferencia no es quién controla todo, sino quién tiene la capacidad de adaptarse y liderar con la mentalidad de co-crear junto a su equipo. Esa es la combinación que permite a una organización prosperar en un mundo tan dinámico como el nuestro.