Las marcas logran su desarrollo a partir del contenido y de las expectativas, experiencias, interacción e identificación que logren en los usuarios ¿Cuáles son los desafíos con un público joven?
Atrás quedaron los tiempos de productos hechos en serie y publicitados destacando sus componentes, virtudes o utilidad. El desafío del contenido pasa hoy por generar expectativas, experiencias, interacción e identificación en los usuarios. Pero más aún, el reto central para las empresas es aprender a hablarles a los más chicos, el epicentro de esos cambios.
«Hay un incremento en la inversión publicitaria destinada a segmentos cada vez más jóvenes», advierte Demian Falestchi, co-fundador de Kids Corp, una agencia de publicidad que en ese marco, se propuso generar «un puente entre marcas y audiencias» de menores de 18 años, para potenciar las posibilidades de monetizar las ofertas de las primeras, y llegar y proteger a las segundas.
El perfil del público joven
Este público joven que hoy concentra el consumo de contenidos online, tiene sus particularidades. Pasan más de tres horas al día en Internet solo desde sus celulares (a lo que se suman las demás pantallas) y en un 84% entienden que la publicidad debe ser la que pague por esos contenidos. En ese sentido, Falestchi señala que el gran desafío que tienen las marcas hoy es conectarse a esas audiencias: ya no desde las características del producto sino a partir del desarrollo de un storytelling, una experiencia de marca, y a través de herramientas interactivas, que hagan partícipe al usuario.
“Está buenísimo que los chicos usen dispositivos tecnológicos, lo importante es que no solo consuman ‘glucosa’ sino también ‘proteína’”.
FERNANDO SALEM.
¿Qué es clave para lograr esa llegada al público joven? Según Fernando Salem de la productora Caudillo Cine, creador del exitoso personaje Zamba, de Paka-Paka, lo principal es la «empatía». “Lo más importante es construir un vínculo. Si como desarrollador de contenido no entendés que ese chico fue al colegio despeinado, medio dormido, tuvo temprano una clase de geometría, es decir, si no ves el mundo desde su perspectiva, jamás vas a generar empatía”. Según Salem, el uso de la tecnología en el público joven no es nocivo por sí mismo, sino que depende de su finalidad. «Así como cuando yo era chico y agarraba el control remoto, los adultos se fascinaban por mi facilidad de cambiar de canal, las nuevas generaciones vienen mejor preparadas. Está buenísimo que los chicos tengan acceso a dispositivos tecnológicos, lo importante es que ahí no solo consuman ‘glucosa’ sino también ‘proteína’», advierte
“Hay que conectarse con el chico a partir del desarrollo de un storytelling, y a través de herramientas interactivas, que lo hagan partícipe”.
DEMIÁN FALESTCHI.
Smartick, aprender matemáticas online
Un ejemplo de “proteína” es Smartick, una startup española de aprendizaje online de matemáticas para niños de 4 a 14 años, que acaba de desembarcar en la Argentina. «Nos propusimos hacer un método que, con inteligencia artificial, situara a cada niño justo en el nivel que necesita para aprender, y que fuera avanzando sólo cuando dominara cada concepto, guiando al niño en su plan de estudios personalizado e introduciendo mucha lógica, geometría, problemas de palabras e introdujimos algo de gamificación», explica uno de sus fundadores y Emprendedor Endeavor de España, Javier Arroyo.
Smartick no es una app. Así lo aseguran sus fundadores. “La competencia en apps infantiles es brutal, porque las familias ya están utilizando las tabletas como una especie de chupetes digitales para calmar a los niños cuando están entre adultos. Nosotros estimulamos a los chicos, es nuestro foco, pero también estamos muy en contacto con los padres a través de una web para que puedan ver la evolución de los chicos y puedan estar cerca de sus hijos”. En el vínculo entre productos y niños, los padres juegan un rol, pero no el preponderante. “Antes, concentraban por mitades la atención de los desarrolladores de contenido; hoy, el 85% del foco se lo lleva el menor”, grafica Falestchi.
En ese contexto es que las marcas que apuntan al segmento del público joven encuentran un renovado interés por ese segmento. «La mitad de los padres dicen que les da miedo decirles que no a los niños», reconoce. Otro tanto hacen hoy las empresas.
Por Facundo Matos Peychaux