A veces basta con una gran idea. Pero para encontrarla y saber que es buena, es importante tener las herramientas.
El espíritu emprendedor no surge únicamente en aquellos que tuvieron una idea genial o quienes encontraron una forma de mejorar su negocio. Muchas veces, es todo lo contrario: las personas tienen ganas de emprender, pero no saben en qué. ¿Cómo saber qué es una buena idea y qué no? ¿Cómo distinguir si esa idea se puede capitalizar como un negocio? ¿Qué hay que tener en cuenta para no fallar en el proceso?
Todas estas preguntas son típicas de un emprendedor en desarrollo. Por eso, es importante saber por dónde empezar, qué es lo fundamental y qué caminos evitar en busca de un gran negocio.
Julia Bearzi, Directora Ejecutiva de Endeavor Argentina, detalló cuál es el framework para analizar cada idea y qué pasos llevar a cabo en busca de convertirla en oportunidad.
En busca de grandes ideas para emprender
Toda persona que quiere emprender apunta primero a una idea única, original, brillante… En realidad, eso es casi imposible. Y no está mal. Facebook no fue la primera red social ni Google el primer buscador, y aun así hoy son las empresas más grandes del mundo. “Muchas veces debemos enfocarnos en hacer mejor que los demás lo que ya se está haciendo. Enfocarnos en la implementación y escalar esa idea con éxito”, explicó Bearzi.
En este sentido, es importante no lanzarse a la primera idea que te venga a la mente, sino tomarse un tiempo para analizarla. Además, hay que tener en cuenta que las ideas cambian con el tiempo, por lo que aferrarnos a un modelo para siempre puede perjudicarte en el largo plazo.
Hay diferentes tipos de ideas. Pueden ser disruptivas —nuevos conceptos, alejados de modelos tradicionales (Aribnb o Uber)—, replicaciones —similares a empresas existentes (MercadoLibre o Despegar.com)— o renovaciones —que dan aire fresco a industrias tradicionales (Spotify o Netflix)—.
¿Voy a tener éxito?
Si ya definiste tu idea, entonces es hora de evaluarla. Para eso, se pueden usar distintos enfoques:
- ¿Es apropiada? La idea debe resolver un problema a las personas, tener sólidas características de mercado, generar un beneficio para sus fundadores y diferenciarse de otras.
- ¿A quién ayuda? La idea debe tener un público definido, que tiene un problema o necesidad y que encuentra en tu emprendimiento una solución.
- ¿Qué valor genera? La idea debe proporcionarle algo al cliente. Está el valor tangible (la calidad, el impacto, el servicio, el rango) y el intangible (el acceso, la marca, las relaciones). Esto ayuda a definir también el posicionamiento estratégico y las fuentes de diferenciación.
- ¿Qué hay detrás de la idea? Un producto es mejor si su fundador también lo necesita y si tiene ideas sobre él, porque sabe cómo mejorarlo y sabe que resuelve un problema. En esta línea, que el problema sea solucionado por un experto en el tema también es importante.
- ¿Hace cuánto es posible esta idea? Si las innovaciones tecnológicas generaron una solución que antes era imposible, entonces la idea va por buen camino, porque es señal de que se creó una nueva oportunidad.
Los errores a evitar
Hay cuatro grandes fallas que muchos proyectos de emprendedores cometen en la búsqueda de una oportunidad de negocio.
- Rechazar una idea porque es difícil: muchas veces hay un problema que todos conocen, pero que nadie soluciona porque había que seguir algunos pasos que eran difíciles. Jugársela por ese lado puede ser el inicio de algo enorme.
- Rechazar una idea porque es aburrida: hay problemas que son aburridos, pero no por eso no existe la posibilidad de solucionarlos.
- Rechazar una idea porque parece demasiado ambiciosa: pueden ser intimidantes, pero son esas las que se convierten luego en empresas realmente grandes.
- Rechazar una idea porque hay mucha competencia: si no hay competidores, es posible que sea porque nadie quiere ese producto. Un mercado con otros jugadores es ideal para lograr esa diferenciación tan necesaria.