Ser emprendedor significa enfrentarse a un camino que no es fácil. Por eso, lo mejor es desmitificarlo de entrada.
Puede pasar mucho tiempo hasta que tengas éxito. Puede que falles una y otra vez. Puede que necesites ayuda. Todas esas son posibilidades lógicas en el camino emprendedor, y que muchos ya escucharon.
Mariano Sáenz, fundador y CEO de Winclap, contó que recibió muchos “no” a lo largo de su carrera, hasta que logró construir los propios. Con mucha historia tras sus pasos, le contó a los futuros emprendedores esas verdades que necesitan escuchar antes de empezar a su empresa.
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1- No escuchar todo de todos
Esto no significa no escuchar a nadie y quedarse únicamente con la postura propia, sino que cada sugerencia, consejo o crítica que recibas lo pases por el tamiz de tus propios conocimientos. ¿Por qué? Porque, en realidad, quien más sabe de tu compañía sos vos, y los que hablan desde afuera puede que apenas tengan idea.
No se trata de no escuchar, sino de escuchar con nuestro propio tamiz.
2- No sos Marcos Galperin ni Alec Oxenford
Tu punto de partida es muy diferente al de ellos hoy en día, por lo que intentar hacer lo que ellos hacen hoy es prácticamente imposible. La principal razón es que tenés que demostrar muchas cosas para llegar a ser un emprendedor exitoso y conocido, mientras que ellos ya las demostraron.
Eso implica, también, armarse la propia rutina y no seguir esa ideal que se plantea para grandes empresarios. “Tomo jugo de apio, entreno dos horas en la mañana y en el día tomo solo tres decisiones para mi compañía”, podría decir algún magnate.
Para una startup que recién empieza y un founder primerizo, esto es imposible: hay que trabajar todo el día, tomar decenas de decisiones y dejar el balance de lado.
3- No tomes atajos
Una startup debe: encontrar un problema, idear una solución y venderla. Después hay miles de cosas extra que se pueden hacer, pero son anecdóticas si las tres principales no están resueltas.
El problema es cuando esas tres cosas no se pueden resolver y se buscan soluciones por otro lado: una mega oficina, viajes a todos lados, tecnologías deslumbrantes… A largo plazo terminan generando incomodidades sin sentido.
4- No asumas que todo es lo que parece
Es muy común ver desde afuera a empresas, startups o founders y pensar que les va increíble. Aunque todos estén genial en LinkedIn y tu compañía no, es importante saber separar. Es que la ansiedad que te genera consumir la información de lo que está pasando el otro no contribuye.
Las fotos y las sonrisas no cuentan toda la historia. Mejor mirar lo que estás haciendo vos que lo que están haciendo los demás.
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5- No esperes hacerte rico, incluso cuando tu compañía sea rica
Aún si tu startup es millonaria, al último que le debería llegar esa riqueza es al founder. Muchas veces se difunde esa idea de “cuidate a vos mismo”, lo que termina en altos salarios, vuelos en business y otros lujos que valen mucho dinero. Y ese dinero podría invertirse, por ejemplo, en otro empleado para la compañía.
Un founder debe saber que, probablemente, muchas personas de su compañía viajarán en business antes que él.
6- No te enamores de la idea, enamorate de la compañía
Si no estás perdidamente enamorado de la compañía, no hay ninguna posibilidad de invertir 10 años de tu vida en ella. Todo es tan complejo y tan cambiante que es muy difícil que puedas invertir tanto tiempo de tu vida en esto.
La idea va a iterar y va a cambiar, pero el amor por la compañía se mantendrá siempre.
A fin de cuentas, hay muchas cosas que no tenés que hacer, pero todo valdrá la pena si sentís que todo ese camino lo volverías a elegir una y mil veces.