Entre los consejos para levantar capital, analizar métricas y tomar decisiones, hay un ítem fundamental: las personas. Mariano Sáenz, co-fundador de Winclap, explica cómo su empresa intenta no ser lo más importante en la vida de sus empleados.
Hay tantas formas de emprender como emprendedores. Hay tantas propuestas como minutos en un día. Hay tantas opciones como ideas. El mundo emprendedor es gigante y crece cada vez más. A veces, entre tanta inmensidad, uno puede perderse. Eso es lo que no quiere Mariano Sáenz, co-fundador de Winclap.
Por eso, cuando a su compañía le tocó la decisión de pivotar y hacer un cambio de rumbo absoluto, intentó que eso no impactara solo en los empleados, sino en atravesar la turbulencia todos juntos, desde el fundador hasta el más nuevo. “Nosotros siempre tuvimos la humanidad y poner primero a las personas”, repitió una y otra vez en el podcast de Endeavor, Mindset Emprendedor.
Eso no siempre lo hace más fácil, pero sí hace a los resultados mucho más satisfactorios. “Si Winclap hubiese tenido una dinámica más de Silicon Valley, hubiéramos abandonado la compañía”, reflexionó. “Creo que es muy buen mensaje decir ‘Confiaste en nosotros, vamos a trabajar con tu confianza’”, agregó Sáenz.
No perder de vista lo fundamental
Aunque emprender significa trabajar a destajo, proponer y convivir mucho con tus socios y compañeros de trabajo, los empleados deben mantener la mirada en lo importante. Por eso Winclap inauguró un área de espiritualidad en la compañía. “Lo que busca hacer es que nunca pierdas de vista tu totalidad como persona y que la compañía no te lleve a un lugar donde te saque de tu vida para ponerte en la misión, sino que logres combinar ambas cosas”, explicó Sáenz.
¿Desde que te sumaste a Winclap, sos un mejor amigo, mejor novio, mejor papá, mejor hijo? Esa es la pregunta que se repite una y otra vez en la empresa. “Parece una pregunta sencilla, pero incluso las compañías de tecnología que crecen y demás se vuelven tan atractivas que en algún punto son adictivas”, consideró Sáenz.
El problema es que esa magia eventualmente se pierde, y el desarme que hizo una persona de toda su vida para trabajar encuentra que, si renuncia, pierde también toda la vida que construyó. “Para la compañía con una mirada de la persona como un objeto, eso es muy funcional. Por eso siempre aparecen con la mesa de ping pong, el puff, etcétera”, dijo el emprendedor.
Pero eso no es lo que quiere para su empresa, sino todo lo contrario: “Lo que nosotros buscamos es romperlo. Lo importante no es Winclap, es que vos seas un mejor hijo, un mejor amigo. También es muy importante que contribuyas a la misión, pero no queremos jamás que el trade off sea que, por trabajar en la compañía, le dejes de atender el teléfono a tu mamá”, describió.
Dejar de romantizar la industria
Según Sáenz, los emprendedores tienen problemas “la mayoría del tiempo”, y hay que resolverlos muy bien “porque hay muchas personas que dependen” de que así sea. En este sentido, coincidió con otros emprendedores Endeavor en que está bueno bajar ese mensaje para dejar de romantizar el hecho de ser emprendedor.
“Tenemos una responsabilidad de transmitir eso: qué es real y qué no es real, para que cuando los que elijan emprender lo hagan, lo elijan de verdad y para siempre. Creo que eso también es muy relevante: no que lo elijan por las luces que vieron. Si logramos transmitir y ser muy genuinos con lo que significa, vamos a tener muchas más personas”, opinó.
“Yo creo que vale la pena, pero si lo elegís por las razones correctas”, cerró el fundador de Winclap.
Escuchá la charla completa con Mariano Sáenz en el podcast Mindset Emprendedor de Endeavor