High performance: cómo lograr un mejor rendimiento de tu equipo de trabajo

EquiposHigh performance: cómo lograr un mejor rendimiento de tu equipo de trabajo

High performance: cómo lograr un mejor rendimiento de tu equipo de trabajo

Consejos para que tu empresa optimice sus esfuerzos y no pierda la pasión en el camino.

 

“Para ganarlo todo hay que darlo todo”. “Si hacemos el máximo esfuerzo, tendremos los mejores resultados”. “Sin dolor, no hay premio”. Todas estas frases impulsan a los emprendedores y sus empleados a trabajar muy duro para conseguir lo que quieren. En realidad, esa mentalidad quedó atrás. El “darlo todo” no solo es anticuado, sino que puede generar lo contrario: una epidemia de agotamiento, o lo que también conocemos con el término inglés Burn Out. 

 

En vez de pedir el 100%, 110% o 120%, basta con pedir el 85%. Con esa regla, no solo vas a lograr los mejores resultados, sino también optimizar los esfuerzos y tener a tus empleados contentos.

 

Consejos para el alto rendimiento

Pedir el 100% genera un círculo vicioso: se forma un ambiente tóxico que trae más agotamiento, y el agotamiento trae más toxicidad. Los expertos concuerdan en que siempre es mejor no apretar los dientes.

 

¿Cómo hacerlo? Existen una serie de prácticas que traerán enormes beneficios a tu empresa:

– Pedir el 85%

En vez de pedir el 100%, alentar a hacer el 85%. En otras palabras, que la búsqueda de lo perfecto no sea enemiga de la búsqueda de lo bueno. Con menos presión, hay mejores resultados.

 

– Tomar decisiones 85% acertadas

Al igual que el esfuerzo, las decisiones en equipo no deberían ser “100% perfectas”. Que la gente sepa que una decisión correcta al 85% es aceptable. Así, no solo se evita una exigencia sobrehumana por la excelencia, sino también trabajar solo para evitar el fracaso.

 

– No dejar que el agotamiento dificulte la pasión

Los emprendedores son apasionados, y generalmente trabajan con un alto grado de compromiso porque creen en lo que hacen. Sin embargo, exigir más compromiso a aquellos que ya lo tienen puede generar un grupo “comprometido-agotado” con altos niveles de estrés y frustración. Una pregunta sencilla soluciona este problema: «¿Cómo estoy haciendo que tu trabajo sea más estresante de lo necesario?». Luego, la respuesta deberá traducirse en medidas.

 

– Los gloriosos diez minutos

Descansar. En la emoción y el frenesí del trabajo, muchas veces esto queda olvidado. Pero hasta los estudios científicos lo prueban: quienes tienen al menos diez minutos de descanso entre reunión y reunión funcionan mucho mejor. Y si los jefes terminan las reuniones diez minutos antes de lo previsto, a la larga notarán un mejor rendimiento y, probablemente, más sonrisas.

 

– Parar e irse

La jornada laboral debe terminar. Si no hay una hora determinada, los empleados autoexigentes y aquellos que quieren dejar una buena impresión se quedarán luego de su horario. Así, tienen el riesgo de sufrir fatiga en la toma de decisiones, disminuir los rendimientos o incluso obtener rendimientos negativos. Que trabajar hasta tarde y pasarse de horario no sea un premio, sino un llamado de atención: mejor terminar cuando se debe para ofrecer el mejor rendimiento al día siguiente.

 

– Cuidar las formas

Las palabras tienen un valor importantísimo. Si todo es URGENTE o NO PUEDE ESPERAR, los empleados vivirán bajo una constante presión que es, en el fondo, innecesaria. Mejor es si hay una comunicación abierta sobre los plazos reales, las razones que los justifican y las posibles compensaciones. Que los empleados tengan la autonomía para decidir qué hacer y cuándo hacerlo, así pueden dar un rendimiento óptimo en todo lo que hagan.

 

– El 85% también vale para el jefe

Si los directivos trabajan con una intensidad del 100%, ¿cómo pueden esperar que sus empleados no lo hagan? Si el jefe insiste con terminar a horario y descansar, pero luego envía mails a cualquier hora y se queda en la oficina hasta tarde, sus palabras valen poco y nada.

 

«Los seres humanos nunca fueron diseñados para el ritmo frenético, mal alimentado, sedentario, de interior, privado de sueño y socialmente aislado de la vida del siglo XXI», aseguró Stephen Ilardi, psicólogo de la Universidad de Kansas. Y razón no le falta. Lo mejor es siempre el ejemplo: que el jefe exija lo mismo que hace.

 

Con estas simples reglas, el rendimiento no tendrá que ser perfecto para ser válido. Con esfuerzos óptimos, bajos niveles de estrés y una pasión que no está manchada por el agotamiento, lograr resultados muy buenos es más que posible.

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